El miedo ya se acabó y lo único que hay aquí es amor
1. El miedo ya se acabó porque su fuente ha desaparecido, y con ella, todos sus pensamientos desaparecieron también. El amor sigue siendo el único estado presente, cuya Fuente está aquí para siempre. ¿Cómo iba a parecerme el mundo claro y diáfano, seguro y acogedor, cuando todos mis errores pasados lo oprimen y me muestran manifestaciones distorsionadas de miedo? Mas en el presente el amor es obvio y sus efectos evidentes. El mundo entero resplandece en el reflejo de su santa luz, y por fin percibo un mundo perdonado.
2. Padre, no permitas que Tu santo mundo me pase desapercibido hoy, ni que mis oídos sean sordos a todos los himnos de gratitud que el mundo entona bajo los sonidos del miedo. Hay un mundo real que el presente mantiene a salvo de todos los errores del pasado. Y éste es el único mundo que quiero tener ante mis ojos hoy.
* * *
Reflexión: Esta lección me viene a recordar la 160 la cual decía que "Yo estoy en mi hogar. El miedo es el que es un extraño aquí". Mi hogar es mi Ser, el Yo Crístico, quien también es Amor. Pero, ¿qué es el miedo?. El miedo es lo opuesto del Amor en todos los sentido pues, si el Amor existe, el miedo no, aunque tu creencia en él parece hacerlo real.
Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos.
(In.1.8)
El miedo es un extraño en los caminos del amor. Identifícate con el miedo, y te vuelves un extraño ante tus propios ojos. Y de este modo, no te conocerás a ti mismo. Lo que tu Ser es sigue siendo algo ajeno para la parte de ti que cree que es real, aunque diferente de ti. ¿Quién podría estar en su sano juicio en tales circunstancias? ¿Quién sino un loco podría creer que él es lo que no es, y juzgar en contra de sí mismo?
(L-160.1)
El miedo es la emoción más básica causada por el estado de ensoñación del ego. No siempre es evidente porque permanece al acecho esperando a manifestarse a la primera oportunidad.
Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños. Puede que la forma en que éstos se manifiestan cambie, pero es imposible que se compongan de ninguna otra cosa.
(T-29.IV.2.1:6)
Vivimos en un mundo que causa miedo (catástrofes, guerras, enfermedades, contaminación, falta de recursos, trabajo esclavo y precario, etc), porque el miedo es inherente al sueño del mundo. Solamente puedes sentir miedo cuando crees que estás separado de Dios y que dependes enteramente de ti mismo parra sobrevivir; y viceversa.
La presencia del miedo es señal inequívoca de que estás confiando en tu propia fortaleza. La conciencia de que no hay nada que temer indica que en algún lugar de tu mente, aunque no necesariamente en un lugar que puedas reconocer, has recordado a Dios y has dejado que Su fortaleza ocupe el lugar de tu debilidad. En el instante en que estés dispuesto a hacer eso, ciertamente no habrá nada que temer.
(L-48.3)
La conclusión es que mientras sigas soñando no podrás controlar los efectos del miedo porque forma parte de la naturaleza del sueño sentir miedo. Es tu propia invención.
Ya hemos dicho que crees que no puedes controlar el miedo porque tú mismo lo inventaste, y tu creencia en él parece ponerlo fuera de control. Sin embargo, todo intento de resolver el error tratando de dominar el miedo es inútil. De hecho, eso no hace más que corroborar su poder, al asumir que necesita ser dominado.
(T-2.VII.4.1:3)
Lo único que te puede sacar del estado de miedo es aquello mismo que te saca del estado de sueño. Despertar no es otra cosa que recordar quien eres, que eres amor. Sin embargo, despertar supone atravesar una etapa muy incómoda de conflicto (ínterin) que no todo el mundo está dispuesto a enfrentar porque uno tiene que deshacerse de todas las creencias que lo mantienen en su sueño.
La verdadera solución descansa enteramente en alcanzar el dominio por medio del amor. En el ínterin, no obstante, la sensación de conflicto es inevitable, ya que te has colocado a ti mismo en una posición en la que crees en el poder de algo que no existe.
(T-2.VII.4.4)
La paradoja aquí es que eres tan poderosamente imaginativo que no puedes despertar por ti mismo, no puedes salir de tu propio engaño porque lo crees tan real que no sabes como renunciar a tu realidad inventada.
Nunca podrás controlar por ti mismo los efectos del miedo porque el miedo es tu propia invención, y no puedes sino creer en lo que has inventado. En actitud, pues, aunque no en contenido, eres como tu Creador, Quien tiene perfecta fe en Sus creaciones porque Él las creó. Creer en algo produce la aceptación de su existencia. Por eso puedes creer lo que nadie más piensa que es verdad. Para ti es verdad porque tú lo fabricaste.
(T-1.VI.4.2:6)
Al creerlo real, recurrimos a inventar otra creencia contrapuesta para neutralizar el miedo, y entonces empezamos a poner nuestra fe en personajes heroicos, líderes políticos o salvadores de todo tipo que vendrán a solucionar nuestros problemas, complicándonos literalmente la vida. No nos damos cuenta de que estamos tratando de arreglar una ilusión con más ilusiones. El des-hacimiento del miedo así no depende de que nadie venga a liberarte de él, pues estarías soñando que eres liberado, y por lo tanto, no estarías siendo liberado en absoluto. Tampoco puedes liberarte tú solo porque no recuerdas cómo has llegado a aprisionarte. Necesitas ayuda. Sólo puedes liberarte por tu firme compromiso de hacerlo, nunca pidiendo que se te libere del miedo pues estarías suponiendo que tú no eres su causa. Por el contrario, tienes que pedir ayuda para que se te conceda la fuerza (la perseverancia) y el conocimiento (la guía) para conseguir ver qué es lo que causa el miedo dentro de ti. Sólo viendo su razón de ser es que podrás liberarte de él.
Deshacer el miedo es tu responsabilidad. Cuando pides que se te libere del miedo, estás implicando que no lo es. En lugar de ello, deberías pedir ayuda para cambiar las condiciones que lo suscitaron. Esas condiciones siempre entrañan el estar dispuesto a permanecer separado. A ese nivel tú puedes evitarlo. Eres demasiado tolerante con las divagaciones de tu mente, y condonas pasivamente sus creaciones falsas. El resultado particular no importa; lo que importa es el error fundamental. La corrección es siempre la misma. Antes de decidir hacer algo, pregúntame si tu elección está de acuerdo con la mía. Si estás seguro de que lo está, no tendrás miedo.
(T-2.VI.4)
El título de la lección de hoy da por hecho que ya estás liberado, ¡ahora! ("el miedo ya se acabó...") porque has visto y reconocido su causa dentro de ti como creencias falsas; y al eliminar esas creencias condicionantes has permitido que lo que tú eres, amor, aflore tomando dominio de ti desvaneciendo todo miedo ("... y lo único que hay aquí es amor").
Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. En la medida en que estés dispuesto a someter tus creencias a esta prueba, en esa misma medida quedarán corregidas tus percepciones. En el proceso de separar lo falso de lo verdadero, el milagro procede de acuerdo con lo siguiente: El amor perfecto expulsa el miedo. Si hay miedo, es que no hay amor perfecto. Más: Sólo el amor perfecto existe. Si hay miedo, éste produce un estado que no existe. Cree esto y serás libre. Sólo Dios puede establecer esta solución y esta fe es Su don.
(T-1.VI.5)
* * *
No hay comentarios:
Publicar un comentario