viernes, 25 de enero de 2019

Lección 306 de Un Curso de Milagros

El regalo de Cristo es lo único que busco hoy

1. ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo que un viejo recuerdo vuelve a aflorar en mi conciencia? Hoy puedo olvidarme del mundo que fabriqué. Hoy puedo ir más allá de todo temor, y ser restaurado al amor, a la santidad y a la paz. Hoy soy redimido, y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.
2. Y de esta manera, Padre nuestro, regresamos a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones con los que nos has agraciado. Venimos llenos de gratitud y aprecio, con las manos vacías y con nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú concedes. Ninguna ofrenda que podamos hacer es digna de Tu Hijo. Pero en Tu Amor se le concede el regalo de Cristo.

* * *
Reflexión: El regalo de Cristo es su Visión. ¿Cómo sé que lo estoy aceptando?. Dime, ¿cómo te sientes? Si no te sientes en paz posiblemente no estás usando la Visión. Puede que digas "¿Cómo puedo estar en paz si estoy oyendo noticias alarmantes que me mantienen preocupado?", o aún peor, "¿Cómo puedo estar en paz si estoy rodeado de violencia, la gente en la calle es una turba, hay peleas y tiroteos, falta lo básico para vivir en los supermercados, y siento mucho miedo?. No sé si voy a estar vivo mañana"; ¿cómo hago para ver con la Visión en estas circunstancias? 

Tu poder está siempre en elegir y en determinadas circunstancias puede que no te resulte nada fácil. Aunque no lo creas, UCdM te capacita, poco a poco, para afrontar estas situaciones a veces extremas; no te capacita, sin embargo, para que escapes de ellas porque igual está en tu guión de vida que tengas que experimentarlas y entonces puedes usarlas para ensayar tu perdón. UCdM no trata de cambiar el mundo, trata de que tú cambies tu manera de verlo. 

Recuerda, la Visión te permite entrar en estado de presencia, de observador y ahí puedes hacer valer la fortaleza que es tu santidad, tu ser inquebrantable, teniendo el poder de elegir qué decides ver y qué sentir, incluso en las situaciones más desafiantes. Cualquiera no está preparado para responder con tanta entereza y serenidad. Si no lo estás entonces quedarás atrapado dando realidad al caos, el sufrimiento, la escasez y el miedo; pero si sí lo estás puedes elegir perdonar reconociendo que todo lo que ves y oyes son manifestaciones temporales de la forma, un sueño sin repercusiones en lo real (lo eterno), ello sin dejar de hacer lo que te veas llamado a hacer actuado con la razón y acorde a las circunstancias. Tu capacidad de identificarte y refugiarte en tu Ser en momentos turbios no te vuelve invulnerable físicamente al mundo, así que no tienes necesidad de exponerte innecesariamente a ningún peligro haciendo alardes de ningún tipo. La santidad se conduce con humildad y discreción. Y lo más importante, UCdM dice que la ira nunca está justificada; así que, sea cual sea tu caso, intenta que tu respuesta no sea el ataque.

La ira nunca está justificada. El ataque no tiene fundamento. Con esto comienza uno a escapar del miedo, y con esto también es como lo logrará. Con esto se intercambian los sueños de terror por el mundo real. Pues el perdón descansa sobre esto, lo cual es tan sólo natural. No se te pide que concedas perdón allí donde se debería responder con ataque y donde el ataque estaría justificado. Pues eso querría decir que perdonas un pecado pasando por alto lo que realmente se encuentra ahí. Eso no es perdón, ya que supondría que, al reaccionar de una manera que no está justificada, tu perdón se ha convertido en la respuesta al ataque que se ha perpetrado. Y así, el perdón no habría sido apropiado, al haberse concedido donde no era debido.
(T-30.VI.1)

En el párrafo anterior se explica uno de los errores que cometemos cuando tratamos de perdonar. Dice que no trates de perdonar lo que ya has condenado de antemano con algún tipo de juicio, pues estarías tratando de aplicar el perdón del ego. Ese tipo de perdón no deshace la ilusión sino que la vuelve real. Eso no es perdón.

El perdón está siempre justificado. Sus cimientos son sólidos. Tú no perdonas lo imperdonable, ni pasas por alto un ataque real que merece castigo. La salvación no reside en que a uno le pidan responder de una manera antinatural que no concuerda con lo que es real. En lugar de ello, la salvación sólo te pide que respondas adecuadamente a lo que no es real, no percibiendo lo que no ha ocurrido. Si el perdón no estuviese justificado, se te estaría pidiendo que sacrificases tus derechos cuando devuelves perdón por ataque. Mas se te pide simplemente que consideres el perdón como la respuesta natural ante cualquier aflicción basada en un error que, por ende, no es más que una petición de ayuda. El perdón es la única respuesta cuerda, pues impide que tus derechos sean sacrificados.
(T-30.VI.2)

Este otro párrafo habla de lo que es el verdadero perdón, el de UCdM, el cual no está exento de polémica por todo aquel que se identifica con el ego y su locura. El ego considera que este perdón sí que es una locura. El perdón de UCdM no percibe ataque alguno, lo pasa por alto porque lo percibe como una petición de ayuda de aquellos que usan alguna clase de violencia. Aquí tienes que entender que la persona que grita, destruye y ataca, se identifica con su ego y en el fondo se siente insegura porque tiene miedo. ¡No es consciente de su Cristo interno aunque tú si lo Ves!. Por lo mismo, tu seguridad descansa en tu indefensión porque tu Visión te identifica con el Cristo en ti y no tienes miedo. No pasas a defenderte avivando así más violencia, ni tratas de justificar ninguna respuesta al ataque provocando más suspicacia y rencor en tu hermano. Simplemente callas, observas y pasas por alto los errores, si puedes te alejas o tratas de ayudar donde se te reclama, bendices silenciosamente y perdonas. Eso es lo único que buscas hoy.

Este entendimiento es el único cambio que le permite al mundo real alzarse para ocupar el lugar de los sueños de terror. El miedo no puede surgir a menos que se justifique el ataque; y si éste tuviese una base real, el perdón no tendría base alguna. El mundo real se alcanza cuando percibes que aquello en lo que el perdón se basa es completamente real y está plenamente justificado. Mientras creas que el perdón es un regalo inmerecido, ello no podrá sino reforzar la culpabilidad que quieres "perdonar". El perdón que no está justificado es un ataque. Y eso es todo lo que el mundo puede jamás ofrecer. Puede que algunas veces perdone a los "pecadores", pero sigue siendo consciente de que han pecado. De modo que no se merecen, el perdón que les concede.
(T-30.VI.3)

* * * 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Regresar a Dios

  "Imagen satelital del río Amazonas fundiéndose con el Océano Atlántico.  Fuente: Agencia Espacial Europea (ESA), dominio público. La ...