sábado, 9 de febrero de 2019

Lección 320 de Un Curso de Milagros

Mi Padre me da todo poder

1. El Hijo de Dios no tiene límites. Su fuerza es ilimitada, así como su paz, su júbilo, y todos los atributos con los que su Padre lo dotó en su creación. Lo que dispone con su Creador y Redentor se hace. Lo que su santa voluntad dispone jamás puede ser negado porque su Padre refulge en su mente, y deposita ante ella toda la fuerza y amor de la tierra y del Cielo. Yo soy aquel a quien todo esto se le da. Yo soy aquel en quien reside el poder de la Voluntad del Padre.
2. Tu Voluntad puede hacer cualquier cosa en mí y luego extenderse a todo el mundo a través de mí. Tu Voluntad no tiene límites. Por lo tanto, a Tu Hijo se le ha dado todo poder.

* * *
Reflexión: No hay nada que se oponga al poder de tu santa voluntad, pero no es eso lo que crees porque no sabes con seguridad cual es tu voluntad, ni sobre qué actúa tu poder. Hoy vamos a aclarar estas cosas y alguna más. 

La Voluntad de Dios es que tú seas Su Hijo (si no, no te hubiera creado), y tu voluntad es que Él sea Tu Padre (¡Lo puedes negar pero no lo puedes evitar!). La Voluntad de Dios y la tuya son la misma y es que los dos estéis unidos. ¿Hay algo que se pueda oponer a la Voluntad de Dios?. La razón te dirá que no lo hay, y que tampoco se puede estar separado de Él; sin embargo es lo que crees cuando te identificas con el ego. Cuando estás en el ego pierdes tu poder. Todos los problemas que parecemos tener en el mundo derivan del sueño de separación del ego. Pensar que puedes oponerte a la Voluntad del Padre es negar tu voluntad y tu Ser. Eso provoca conflicto en ti y limita tu poder. Cuando te alineas con tu Ser, con Dios, liberas tu poder que es el mismo poder de Dios, el poder para crear. Pero, ¿para crear qué?.

Sólo tú puedes limitar tu poder creativo, aunque la Voluntad de Dios es liberarlo. No es Su Voluntad que te prives a ti mismo de tus creaciones, de la misma manera en que tampoco es Su Voluntad privarse a Sí Mismo de las Suyas. ¡No prives a la Filiación de tus regalos o te privarás a ti mismo de Dios! El egoísmo es cosa del ego, pero la plenitud del Ser pertenece al ámbito del espíritu porque así es como Dios lo creó.
(T-7.IX.1.1:4)

Tienes todo el poder porque eres Hijo de Dios, creado a su imagen y semejanza, pero, ¿cuáles son tus creaciones? Tus creaciones son el equivalente a ti a lo que tú eres a Dios. 

De la misma manera en que el Pensamiento creador de Dios procede de Él hacia ti, así tu pensamiento creador no puede sino proceder de ti hacia tus creaciones. Sólo de esta manera puede extenderse todo poder creativo. Las obras de Dios no son tus obras, pero tus obras son como las Suyas. Él creó a la Filiación y tú la expandes. Tienes el poder de acrecentar el Reino, aunque no de acrecentar a su Creador. Reivindicas ese poder cuando te mantienes alerta sólo en favor de Dios y de Su Reino. Al aceptar que tienes ese poder, aprendes a recordar lo que eres.
(T-7.I.2.3:9)

Dice el párrafo anterior que puedes expandir la Filiación acrecentando el Reino. Tu creaciones son extensiones de tu Ser porque son tus regalos de Amor (dediqué las lecciones 315 y 316 a hablar de los regalos). Tu poder reside en que puedes crear todo el Amor que quieras multiplicándote a ti mismo, porque eso es lo que tú eres. Extiendes el Reino cuando lo compartes con tus hermanos. Conocer tus creaciones exige que te re-conozcas tú como quien verdaderamente eres, y re-conozcas a Tu Creador. 

Hoy además recomiendo la siguiente lectura. Aclararte que tú eres el Pensamiento de Dios:

¿Qué es la creación?

1. La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.
2. Los Pensamientos de Dios poseen todo el poder de su Creador. Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. Y así, Su Hijo participa en la creación, y, por lo tanto, no puede sino compartir con su Padre el poder de crear. Lo que Dios ha dispuesto que sea uno eternamente, lo seguirá siendo cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a través del tiempo, sino que seguirá siendo tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo.
3. La creación es lo opuesto a todas las ilusiones porque es la verdad. La creación es el santo Hijo de Dios, pues en la creación Su Voluntad es plena con respecto a todo, al hacer que cada parte contenga la Totalidad. La inviolabilidad de su unicidad está garantizada para siempre, perennemente a salvo dentro de Su santa Voluntad, y más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de nada que pueda mancillar en modo alguno su impecabilidad.
4. Nosotros, los Hijos de Dios, somos la creación. Parecemos estar separados y no ser conscientes de nuestra eterna unidad con Él. Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, pues el Amor jamás abandona Sus Pensamientos, y ellos comparten Su certeza. El recuerdo de Dios se encuentra en nuestras mentes santas, que son conscientes de su unicidad y de su unión con su Creador. Que nuestra función sea únicamente permitir el retorno de este recuerdo y que Su Voluntad se haga en la tierra, así como que se nos restituya nuestra cordura y ser solamente tal como Dios nos creó.
5. Nuestro Padre nos llama. Oímos Su Voz y perdonamos a la creación en Nombre de su Creador, la Santidad Misma, Cuya santidad Su creación comparte con Él; Cuya santidad sigue siendo todavía parte de nosotros.

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