Elijo estar en segundo lugar para obtener el primero
1. Lo que parece ser el segundo lugar es en realidad el primero, pues percibimos todo al revés hasta que decidimos escuchar la Voz que habla por Dios. Nos parece que sólo podemos alcanzar autonomía si nos esforzamos por estar separados, y que la manera de salvarnos es aislándonos del resto de la creación de Dios. No obstante, lo único que podemos derivar de ello es enfermedades, sufrimientos, pérdidas y muerte. Esto no es lo que nuestro Padre dispone para nosotros, y no existe otra voluntad que la Suya. Unirnos a Su Voluntad es encontrar la nuestra. Y, puesto que nuestra voluntad es la Suya, es a Él a Quien debemos acudir para reconocer nuestra voluntad.
2. No hay otra voluntad que la Tuya. Y me alegro de que nada que pueda imaginarme contradiga lo que Tú quieres que yo sea. Tu Voluntad es que yo me encuentre completamente a salvo y eternamente en paz. Y comparto gustosamente Contigo, Padre mío, esa Voluntad que Tú me otorgaste como parte de mí.
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Reflexión: El hablado varias veces que el mundo se muestra como una imagen invertida en el espejo del Cielo. Aquí todo funciona al revés que allí. Tal es así que lo que es último en un sitio se muestra primero en el otro y viceversa. Así sucede también con la voluntad. Si deseas hacer la caprichosa e independiente voluntad de tu ego, ésta se diluye en el Cielo hasta desaparecer. Pero si renuncias completamente a la voluntad de tu ego, entonces tu voluntad se une a la Voluntad de Dios. Éste es el significado de la famosa frase de Jesús "Los últimos serán los primeros y los primeros los últimos".
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