1.
Hemos tenido hasta ahora una
actitud bastante relajada con respecto a nuestras sesiones de
práctica. 2Apenas hemos tratado de dirigir el momento en que debes
llevarlas a cabo; el esfuerzo requerido por tu parte ha sido mínimo,
y ni siquiera se te ha pedido que cooperes o que te intereses
activamente en ellas. 3Este
enfoque ha sido intencional, y ha sido planeado muy cuidadosamente.
4No hemos perdido de vista lo
importante que es invertir completamente tu manera de pensar. 5La
salvación del mundo depende de ello.
6Mas no podrás ver si te sientes coaccionado, o si te abandonas al
resentimiento y a la oposición.
2. Ésta
es la primera vez que intentamos establecer cierta estructura. 2No
interpretes esto erróneamente como un intento de querer ejercer
presión o fuerza. 3Deseas
la salvación. 4Deseas ser feliz. 5Deseas la paz. 6No lo has logrado
todavía porque tu mente no tiene ninguna disciplina, y no puedes
distinguir entre la dicha y el pesar, el placer y el dolor, o el amor
y el miedo. 7Ahora
estás aprendiendo a diferenciar unos de otros.
8Y grande en verdad será tu recompensa cuando lo logres.
3.
Tu decisión de querer ver es
todo lo que requiere la visión.
2Lo que quieres se te concede. 3No cometas el error de creer
que el pequeño esfuerzo que se te pide es una indicación de que
nuestro objetivo es de poco valor. 4¿Cómo iba a ser la salvación
del mundo un propósito trivial? 5¿Y cómo
podría salvarse el mundo si no te salvas tú? 6Dios
tiene un solo Hijo, y él es la resurrección y la vida. 7Su voluntad
se hace porque se le ha dado pleno poder en el Cielo y en la tierra.
8Con tu decisión de querer ver, se te da la visión.
4. Los
ejercicios de hoy consisten en que te recuerdes a ti mismo a lo largo
del día que quieres ver. 2La idea de hoy implica tácitamente
también el reconocimiento de
que ahora no ves. 3Por lo tanto, cada vez que repites la idea, estás
afirmando que estás decidido a cambiar tu estado actual por uno
mejor, por uno que realmente deseas.
5. Repite la idea de hoy
lentamente y a conciencia por lo menos dos veces por hora, y trata de
hacerlo cada media hora. 2No te desanimes si se te olvida hacerlo,
pero esfuérzate al máximo por acordarte. 3Las repeticiones
adicionales deben aplicarse a cualquier situación, persona o
acontecimiento que te perturbe. 4Puedes verlos de otra manera, y los
verás. 5Verás lo que desees ver. 6Ésta es la verdadera ley de
causa y efecto tal como opera en el mundo.
* * *
Reflexión: Los pensamientos irreales son un capricho, como una rabieta que grita: "¡No quiero hacer la voluntad de Dios, quiero hacer la mía propia". Te habrás dado cuenta de que esos pensamientos fluyen sin parar, no los puedes controlar; no hay manera pues la mente siempre está ocupada en ellos. Pero el problema no es ese. El problema es que has olvidado los pensamientos de Dios los cuales has sustituido por estos otros. Problema también es que te los has creído todos y ahora los obedeces porque te has identificado con ellos. Es como meterse en una película 3D y empatizar de tal modo con el protagonista que te terminas creyendo que tú eres él.
¿Por qué es tan importante la visión? Pues porque no puedes pretender cambiar tu forma de pensar si sigues embebido en tus pensamientos irreales, incapaz de escapar de ellos e identificado con tu personaje. La visión te hace consciente de ello y te pone en la posición de poder tomar decisiones. Sin la visión no te puedes dar cuenta de en qué consiste el juego de la proyección. Estás metido en el cine de tus ilusiones y de pronto caes en la cuenta y dices: "¡Ah, pero si yo no soy ese personaje en la pantalla! Yo soy Yo, la Presencia, el Ser que observa en silencio la película". Y ahí es donde se inicia el camino de tu salvación porque reconoces que tienes otra opción: Ahora puedes salir de la película cuando quieras o quedarte en ella pero ya con otra condición, de otra manera, pues la visión necesita ser acompañada de disciplina para no volverte a quedar atrapado en tus pensamientos que piensas que piensas, dormido en tu película.
Hay cierta analogía en el funcionamiento de la mente con montar un caballo. Cuando estás arriba (quiero decir viviendo desde tu mente dormida) te caes al suelo un montón de veces y te haces daño, pero encuentras mucho morbo en volver a repetir la experiencia una y otra vez... hasta el día que te hartas y decidas poner fin a esa práctica estúpida. Tu felicidad depende de ello. Pero normalmente lo que prefieres es seguir saltando sobre la dura silla de montar, dar vueltas al ruedo del mundo y morder polvo. Sin duda puedes seguir haciéndolo indefinidamente, nadie te lo impide.
Hay alguna confusión con respecto al curso que conviene aclarar cuanto antes porque quizás puedas creer, si tienes ciertos prejuicios, que el curso se trata de una renuncia. Pues no. No se te pide que renuncies a nada de lo que estés haciendo en tu vida sino que la vivas con dominio. UCdM no te dice que no sigas montado en tu caballo pero te enseña a domarlo y a bajarte de él. Así que sigues subido en tu caballo pero poco a poco vas aprendiendo la manera de llevarlo, y lo que antes era un rodeo loco y peligroso, cuando domines los principios que pregona el curso, será un ligero trote, un paseo. Así que no tienes que aislarte del mundo, ni llevar a cabo dietas alimenticias, ni practicar rituales, ni renunciar al sexo, ni nada de nada. No se te pide ningún sacrificio, sino sólo una pequeña dosis de buena voluntad, de disciplina mental practicando sus ejercicios y nada más.
Quizás nadie antes te ha hablado de como invertir tu forma de pensar. Has dado por sentado todas tus creencias y la condición bulliciosa de tu mente. Al mundo no le interesa cambiarla sino encabritarla más porque, siguiendo con el símil anterior, el mundo es como una competición de rodeo donde ha de haber voluntarios deseosos de saltar al ruedo queriendo competir para mantener el espectáculo en marcha. Todos los que llegan aquí creen que pueden hacerlo mejor y ganar para sentirse "felices" porque no distinguen aún entre dicha y pesar; pero el verdadero ganador es siempre el organizador, el dueño del mundo y del rodeo: el sr. ego. ¿Lo has visto ya? Sólo necesitas querer hacerlo.
* * *
hola. El hecho de decir "Estoy decidido a ver" creen que te mostrará la realidad como es?, de ser así, porque simplemente no se deshace el sueño y se vuelve a la unicidad?, La duda es, porque si aceptas el perdón, decides (conciente que es lo que cuenta por elegir) que lo que deseas es la PAZ, porque el Espíritu Santo simplemente no te despierta de el sueño?, que acaso es el sueño mayor a la verdad como para seguir prevaleciendo? será acaso que ésta es la realidad y por más que hagan no sea más más conceptos de algo que no lleva a nada? no es ataque, pero el curso está lleno de ejercicios y al parecer en todo caso sería muy poco necesario si esto realmente fuera un sueño. Solamente despertar de él. Pero se sigue en él, o a menos que ésta sea llanamente la triste realidad.
ResponderEliminarHola Bond007 Disculpa el retraso en contestar a tu comentario. Recién lo he descubierto por casualidad en el entramado del menú de Blogger, así que no sé si llegarás a leer mi respuesta.
ResponderEliminarPor supuesto que decir “estoy decidido a ver” no te ayudará a ver más de lo que ya ves si lo haces desde el ego, y la mayoría lo hacemos desde el ego. El ego no puede ver lo trascendente. No estamos hablando de la visión de los ojos, y el ego sólo ve con los ojos, ¡la forma!. Esto ya responde a la pregunta “¿por qué no se deshace el sueño?”. No se puede deshacer algo desde dentro de ese algo. El Espíritu Santo no puede despertarte del sueño mientras tú piensas con tu mente errónea pues sería actuar contra tu voluntad y tu voluntad es tan fuerte como la Suya. En cualquier caso Él sabe que es un sueño y que no tiene mayores consecuencias, y respeta la voluntad de la mente dormida de seguir así hasta que decida despertar, y entonces Él empieza a guiarla. La mente que sueña a veces dice que quiere despertar pero no lo desea realmente en lo más profundo de su subconsciente así que no va a desperar simplemente porque digas desearlo. Es necesario deshacer el ego en su totalidad para poder hacerlo. El ego es muy persistente y por eso no basta un sólo ejercicio ni servirá repetir una sola frase. Como tú dices, ésa es la triste realidad del ego.