viernes, 20 de julio de 2018

Lección 36 de Un Curso de Milagros

Mi santidad envuelve todo lo que veo

1. La idea de hoy extiende la idea de ayer del que percibe a lo percibido. 2Eres santo porque tu mente es parte de la de Dios. 3Y puesto que eres santo, tu visión no puede sino ser santa también. 4 "Impecabilidad" quiere decir libre de pecado. 5No se puede estar libre de pecado sólo un poco. 6O bien eres impecable o bien no lo eres. 7Si tu mente es parte de la de Dios tienes que ser impecable, pues de otra forma parte de Su Mente sería pecaminosa. 8Tu visión está vinculada a Su santidad, no a tu ego, y, por lo tanto, no tiene nada que ver con tu cuerpo. 
2. Hoy se requieren cuatro sesiones de práctica de tres a cinco minutos cada una. 2Trata de distribuirlas equitativamente y de hacer las aplicaciones más cortas a menudo para así asegurar tu protección durante todo el día. 3Las sesiones de práctica más largas deben hacerse de la siguiente forma: 
3. Cierra primero los ojos y repite la idea de hoy varias veces lentamente. 2Luego ábrelos y mira a tu alrededor con bastante lentitud, aplicando la idea de manera específica a cualquier cosa que notes en tu ligera inspección. 3Di, por ejemplo: 

4Mi santidad envuelve esa alfombra. 
5Mi santidad envuelve esa pared. 
6Mi santidad envuelve estos dedos. 
7Mi santidad envuelve esa silla. 
8Mi santidad envuelve ese cuerpo. 
9Mi santidad envuelve esta pluma. 

10Cierra los ojos varias veces durante estas sesiones de práctica y repite la idea para tus adentros. 11Luego ábrelos y continúa como antes. 
4. Para las sesiones de práctica más cortas, cierra los ojos y repite la idea; mira a tu alrededor mientras la repites de nuevo y finaliza con una repetición adicional con los ojos cerrados. 2Todas las aplicaciones, por supuesto, deben llevarse a cabo con bastante lentitud y con el menor esfuerzo y prisa posibles.

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Reflexión: La lección de hoy introduce una consecuencia lógica a la aseveración de la lección anterior. Si tu mente es santa y tú eres santo por ser mente, tu visión (la que desarrollas de manera natural cuando estás en tu estado de Ser o presencia) también ha de ser santa. No nos estamos refiriendo a la visión de los ojos del cuerpo. Estamos hablando de "la visión espiritual", la cual no ve pecado ni culpa, sino sólo errores e inocencia. 

Antes no lo sabías, pero ahora ya sabes que puedes elegir entre mirar con los ojos, los cuales están fuertemente vinculados a los deseos del ego de ver pecado y culpabilidad por todas partes; o puedes elegir mirar con la visión vinculada a tu santidad y ver esa misma santidad a tu alrededor. Estamos tocando de nuevo la afirmación de que vemos lo que queremos ver. ¿Y qué quieres ver? Lo que veas será también una forma de auto-definición. Estás irremediablemente vinculado a tu propia forma de mirar, pues serás tal como decidas hacerlo. Pregunto: ¿Cómo te quieres ver a ti mismo? Si miras exclusivamente con los ojos del cuerpo serás un cuerpo soportando los embates del tiempo, la culpa y el sufrimiento en la vida, y no te quedará más remedio que morir al final de tus días agonizando en las inquietudes de tu ego. Si miras con la visión, te sabrás espíritu inmortal libre de culpa e inmune al sufrimiento. Es verdad que podrás cometer errores todavía y sentir dolor en experiencias físicas, pero los podrás trascender con entereza y una paz que no son de este mundo.
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